Los griegos usaban la bañera que era de barro cocido y moldeado, también las habían talladas en piedra, las que utilizaban para bañar a los pequeños eran de barro cocido y se llamaban jofainas o tinas, todas eran llenadas a mano.
En los baños públicos para hombres es donde se encontraban los amigos y charlaban, los griegos no conocían el jabón, cuando iban al gimnasio se frotaban el cuerpo con aceite y arena y en el baño usaban carbonato de sosa impuro. No comenzaron a afeitarse la barba y el bigote hasta después de Alejandro, iban al barbero ocasionalmente, a los niños les dejaban crecer el cabello para luego cortárselo en la adolescencia y ofrecerlo a los dioses, las mujeres en la época de duelo se lo recortaban. Las mujeres se teñian el cabello de rubio o se ponian pelucas, las cortesanas usaban maquillajes muy llamativos, para quitarse el bello las mujeres usaban navajas y se depilaban con el candil o con pastas especiales.
Los griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura, los peinados que triunfaron en sus días eran extremadamente elaborados y llenos de detalles. Los griegos adoraban el movimiento expresado a través de múltiples rizos y ondas. Gracias a estatuas y monumentos funerarios se han podido observar detalles de mechones cortos rodeando la frente y melenas largas y recogidas a base de cintas, cuerdas, redecillas y otros elementos decorativos. También para los hombres el cabello rizado se consideraba exponente de la hermosura. los esclavos eran los encargados de mantener lo más hermosas posible las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó un elemento nuevo: los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más selectas. Otra de las innovaciones de la época vino de la mano de Alejandro Magno, que a consecuencia de sus conquistas en Oriente, aportó toda clase de recetas mágicas para teñir y dar forma al peinado
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